miércoles, 30 de junio de 2010

ejemplos de monarquia autoritarias:

Serían las de Juan I de Portugal (quizá el caso más precoz), Luis XI de Francia (imponiéndose en el exterior a los ingleses y borgoñones y comenzando a imponer la supremacía real sobre los particularismos locales y estamentales en el interior de Francia), los Reyes Católicos en España o Enrique VIII en Inglaterra. Con más dificultades podría considerarse también a Maximiliano I de Habsburgo, pues si se ha de esperar a una definición territorial de sus dominios, de hecho no se producirá nunca, siendo el respeto de las peculiaridades locales uno de los rasgos de la dinastía Habsburgo, tanto en los Habsburgo de Madrid (Casa de Austria) como en los Habsburgo de Viena, incluso cuando ya éstos ya pudieron considerarse absolutistas, en el siglo XVIII y el XIX (el Imperio austrohúngaro sobrevivió como un un estado multinacional hasta 1918).

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El concepto de monarquía autoritaria se reserva para los sistemas políticos en los que el poder político se concentra en el rey pero ha de mantener, de un modo pactista o en equilibrio, las peculiaridades territoriales y los privilegios individuales, familiares, territoriales (fueros) y de grupos de muy variada naturaleza (gremios, universidades, municipios), entre los que se destaca un grupo en principio no privilegiado: la naciente burguesía enriquecida por el comercio y las actividades urbanas (incluidos los judíos), de la que extrae el rey buena parte de su poder económico; pero sin que pueda entenderse como una superestructura política de la burguesía o una forma de estado burgués. Al contrario, la monarquía autoritaria, a pesar de extraer su poder político del que pierden nobleza y clero (los estamentos privilegiados de la sociedad estamental que ha cristalizado tras la crisis de la sociedad feudal medieval), actúa como el mejor garante del predominio social y económico de éstos.

caracterizacion

Su propia naturaleza hace a las monarquías autoritarias ser una forma de transición, si bien muy prolongado en el tiempo, entre el concepto de monarquía feudal (con un poder que sólo se deriva del cumplimiento de las obligaciones de vasallaje de la nobleza, cuyo control es problemático, y que hace que el poder se difunda hacia abajo, y sometida a la prelación de papa y emperador); y el de monarquía absoluta (que no reconoce superiores ni comparte el poder con sus súbditos).